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Mostrando entradas de 2019

¿Qué podemos hacer con la tierra? Otro elemento imprescindible

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Hola, soy la tierra ; pero no la grande, no la que empieza por la letra T mayúscula, la bella y casi perfectamente esférica donde vivimos; sino la otra, la humilde, la que pisas, la que tienes a tus pies y en la lejanía de las montañas. Soy tierra mullida, blanda, pero también puedo ser tierra firme o roca, dura, fuerte, segura.     Que sepas que tus antepasados comenzaron a hacer montoncitos conmigo para sus primeras construcciones, luego, muy al principio, empezaron a manosearme con las manos y, mucho más tarde, a mezclarme y a tratarme con otras cosas (agua, fuego, aire, cemento...)  para moldearme a su gusto.     Sin mí no podrían haber conseguido los adobes y ladrillos para construir sus viviendas donde guarecerse de la intemperie; ni la piedra para sus primeros cercados y primitivos puentes; la cal para unir y sellar sería una quimera si mi subespecie la caliza no se hubiera unido con el fuego; y el cemento estaría en el limbo de los descubrimientos si la

Una combinación simple y perfecta: el agua

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Pocas cosas hay en la Naturaleza que, combinadas, lleguen a ser un elemento tan simple y perfecto. Dos y uno. Eso es lo único que le hizo falta a la Naturaleza para crear esa fuente de vida que es el agua. Dos y uno. Dos de hidrógeno y uno de oxígeno. Líquido incoloro, transparente, inodoro y, se presupone, sin sabor. Está tan falta de adjetivos que, sin embargo, sin ella no podríamos vivir ni crear cosas.     Otra vez la observación. Como ya dijimos en la entrada de  Uno de los primeros recursos: el fuego , a las personas nos ha caracterizado desde siempre nuestro gran poder de observación. Aquel primer ser humano curioso que fue capaz de crear artificialmente el fuego, y de colocar un tronco de árbol, en forma de viga, entre las dos orillas de un río para cruzar al otro lado (véase ¿El inicio? ¿El primer ingeniero? ), también fue lo suficientemente ingenioso para darse cuenta que con el agua se podían hacer obras muy interesantes: En un recipiente con agua se podía mezclar c

Uno de los primeros recursos: el fuego

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Si algo nos ha caracterizado a las personas a lo largo de los tiempos ha sido nuestra capacidad de observación, e intentar repetir las cosas con los medios y recursos a nuestro alcance, superando nuestros miedos. Eso mismo haría aquel primer ser primitivo que observó cómo el tronco del árbol caía hendido por un rayo ( ¿el primer ingeniero? ). Ese antepasado nuestro también podría haber observado el poder de esa fuerza misteriosa que emitía un destello cegador y destructivo. De la misma manera se asombraría al ver cómo saltaban chispas mágicas cuando frotaba con sus propias manos aquellas dos piezas de sílex con las que intentaba construirse una herramienta cortante. Con toda seguridad, volvería a repetir aquel gesto, una y otra vez, aun a riesgo de quemarse, con tal de volver a experimentar esa sensación de asombro y averiguar por qué ocurría aquello. A buen seguro que asimilaría e identificaría esas diminutas gotas voladoras de fuego con el destructivo haz de la Naturaleza

Si la vida te da adoquines...

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Si la vida te da adoquines, hazte un camino (ésta sería para mí la versión ingenieril de la de los limones; ya sabéis: si la vida te da limones …)     Aparte del “buenrollismo” de la frase del limón, que la utilizan mucho en el mundo éste de moda del mindfulness , yo me quedo con dos de las palabras de la frase condicional, los verbos: dar y hacer; pero sobre todo con el segundo: hacer. Sé que es facilísimo decirlo y dificilísimo hacerlo, pero una de las salidas a las situaciones complicadas que se nos pueden presentar en la vida es la de actuar, pensar antes de actuar, pero actuar después de pensar.     Uno de mis libros de este verano (el cual recomiendo) lleva por título Superpoderes del éxito para gente normal (Consigue todo lo que quieras... trabajando como un cabrón), del mago More (que, hasta ahora, para mí era el vecino resignado de José Mota); y entre otras muchas cosas, va un poco sobre lo anterior. Está muy bien planificar las cosas (de hecho es crucial),

Pensamientos en construcción

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En la lucha y en la defensa de tu proyecto concédete, si hace falta, el derecho a estar triste, concédete, si hace falta, el derecho a enfadarte, concédete, si hace falta, el derecho a no reír. Y concédete el privilegio de la retirada, pero sólo por un tiempo, el que haga falta; para descansar, y para pensar en una nueva estrategia. Y para reordenar tus tropas, con el fin de una nueva acometida; y volver a ilusionarte, y volver a sonreír si quieres; para reemprender la marcha e iniciar un nuevo camino, para volver a intentar la conquista de nuevos horizontes, de nuevas atalayas, y para volver a construir... esa nueva obra de ingeniería creada en la emoción de tu mente. JMO Hasta otra.

Un último descubrimiento en Alcantarilla

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Para quien no lo sepa, en la ciudad de Alcantarilla, Comunidad de Murcia, hay una noria de origen medieval que ha sido siempre uno de los iconos fundamentales con los que se ha identificado esta población cercana a la capital murciana. La noria siempre ha estado ahí, desde el siglo XV hasta nuestros días, a la vista de todo aquel que pasase por la travesía de la población. Servía, y sirve, para elevar las aguas de riego desde la Acequia Mayor Alquibla o de Barreras, y también de la Dava, a la acequia conocida como del Turbedal, y llegar así a zonas altas de la huerta anexa, a través de la rambla de las Zorreras. La original era de madera y más pequeña que la actual.     Diversas actuaciones a lo largo de los siglos la han ido modificando hasta su tamaño, fisonomía presente y número de cangilones (las cubetas o recipientes que al girar recogen el agua y la suben de una acequia a otra).     Pero si, como digo, la noria siempre estuvo a la vista del que quisiera verla, no pas

Indiana Jones y la última en Granada

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Granada es una provincia de Andalucía; hasta aquí, obvio. Y Guadix es un municipio de Granada. También obvio para muchos.     Guadix tiene una estación de tren ubicada en un barrio con estatus de pedanía llamado, precisamente, la Estación. Dicha estación, la de tren no el barrio, dispone de servicios tanto de media como de larga distancia, operados por Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, entidad pública empresarial). El tren llegó a Guadix en el año 1895, con una locomotora de vapor recorriendo el camino de hierro que llevaba a la estación, perteneciente a la línea Linares-Baeza-Almería. Y en 1907 se inauguró otra nueva línea procedente del municipio de Almendricos (en Murcia, limítrofe con Almería), pasando por Baza.     Independientemente de su historia, la estación dispone de un edificio para viajeros con una fachada peculiar que debió llamar la atención de cierto director de cine, el cual decidió que dicha estación se convertiría en uno de los escenarios par

Un campesino burgalés del siglo XVIII: la semilla de nuestros aeropuertos

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Un campesino por nombre  Diego Marín de Aguilera , hijo a su vez de campesinos de la Ribera del Duero, Burgos, se convirtió en la primera persona en surcar los aires de España allá por 1793, y lo hizo empujado por su empeño, curiosidad y tesón. Este campesino inventor creó una estructura de madera y plumas que le permitió planear por encima de un río. Recorrió una distancia total de 431 varas castellanas (o 360 metros) a unos metros por encima de la tierra sobre la que ponía los pies, más de un siglo antes de que los  hermanos Wright , Orville y Wilburg, cambiasen el mundo con la proeza de hacer volar un aeroplano en una isla arenosa de Carolina del Norte, Estados Unidos.     Tras la gesta de Diego Marín, los albores de la aviación en nuestro país se remontan a la ciudad valenciana de Paterna, en el año 1909. Un biplano, construido por el ingeniero industrial  Gaspar Brunet  y pilotado por  Juan Oliver , despegó en lo que sería el primer vuelo controlado. Se llevó a cabo en una ex

Blanca y Rita, Nules e Irta, dos luces de Castellón

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Cuando uno busca algo con cierto interés casi siempre acaba encontrando aquello que andaba buscando o, quizás, alguna otra cosa que resulte ser igual de ventajosa. Eso es lo que me pasó hace poco mientras leía acerca de los faros portuarios en nuestro país, España. Quería documentarme sobre su reciente evolución (por reciente me refiero a la segunda mitad del siglo XIX) y a la vez, sobre el devenir de esos puertos a los que servían y alumbraban, y siguen alumbrando, con sus modernizados focos. También indagué en la historia de algunos de finales del siglo pasado, el XX, y llegué a dos de construcción relativamente reciente (por reciente me refiero a unos 20-30 años atrás, en la década de los noventa), con una fisonomía moderna, nada que ver con los clásicos faros de torre cilíndrica con la casa de los torreros, o fareros, que vivían con su familia en esas viviendas y que cuidaban de estas luminosas guías de navíos y pesqueros, a sus pies.           Esas dos torres de moderna y recie

El puente del Califa de Pinos Puente

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Hubo una vez un hombre que tuvo una idea arriesgada, un proyecto impensable para unos años difíciles y para el momento incierto que le tocó vivir. Eran tiempos de guerra, enfrentamientos, miedos y supersticiones. Ese hombre acudió a pedir ayuda a las dos personas más importantes, en notoriedad y escalafón social, de la época de dos reinos principales y vecinos. Esas personas eran un rey y una reina. Uno de Portugal y la otra de Castilla. Y lo hizo para hacer realidad su loca intuición. El buen hombre se sirvió de amigos y conocidos para llegar hasta ellos; de sus contactos, como diríamos hoy en día. Pero en aquéllos días no había Internet, ni redes sociales; entre esos conocidos se encontraban un fraile y un astrólogo que creyeron en su idea, descabellada para el resto de los mortales, aunque no para ellos.     Una vez que aquel extraño visionario consiguió exponer su discurso a esas dos poderosas personas en sus respectivas casas, en sus cortes, por separado, ambas lo despidieron co