Una combinación simple y perfecta: el agua

Pocas cosas hay en la Naturaleza que, combinadas, lleguen a ser un elemento tan simple y perfecto. Dos y uno. Eso es lo único que le hizo falta a la Naturaleza para crear esa fuente de vida que es el agua. Dos y uno. Dos de hidrógeno y uno de oxígeno. Líquido incoloro, transparente, inodoro y, se presupone, sin sabor. Está tan falta de adjetivos que, sin embargo, sin ella no podríamos vivir ni crear cosas.



    Otra vez la observación. Como ya dijimos en la entrada de Uno de los primeros recursos: el fuego, a las personas nos ha caracterizado desde siempre nuestro gran poder de observación. Aquel primer ser humano curioso que fue capaz de crear artificialmente el fuego, y de colocar un tronco de árbol, en forma de viga, entre las dos orillas de un río para cruzar al otro lado (véase ¿El inicio? ¿El primer ingeniero?), también fue lo suficientemente ingenioso para darse cuenta que con el agua se podían hacer obras muy interesantes: En un recipiente con agua se podía mezclar cierta cantidad de barro y paja para obtener unas piezas que, al secarse al sol o en un agujero con fuego, endurecían adquiriendo una gran consistencia. Eso le permitía conformar enseres de artesanía o conseguir unos materiales, el adobe y luego ladrillo, con los que poder construir sus casas, muros de protección o canalizaciones de regadío y abastecimiento del preciado líquido.

    Siglos después, hacia el 200 a.C., llegaron las legiones de Roma a Hispania, trayendo sus ingenieros consigo aquel material novedoso y tan propio de esta civilización como era su propio hormigón, el opus caementicum. La mezcla de gravas o, a veces, trozos de cerámica, cal, arena y agua que, al secarse, tras una apariencia fluida, tornaba en una masa sólida, consistente y duradera, tanto que muestras de ello han llegado hasta nuestros días, más de dos mil años después, en forma de acueductos, conductos artificiales, puentes, presas, restos de puertos...

    El agua y la vida que se asocia a ella sería la excusa para que aquellos antepasados nuestros se afanaran en construir, utilizando el agua para hacer los distintos opus, las paredes y muros que servirían de presas para embalsar y almacenar el líquido vital. Y ejecutar los specus (el canal rectangular) por donde fluiría de forma constante y eficiente a través de su pendiente milimétrica, a lo largo de su recurrido, en un sistema de compuertas, azudes, y norias, hacia los castella (depósitos situados en los puntos altos de las ciudades); y de allí, de nuevo, por las tuberías y canales hasta las casas de los nobles, las termas y baños públicos, y de la población más favorecida, además de a los campos y huertas.



    En la Edad Media se harían aljibes, cisternas y pozos para también almacenarla y obtenerla, en aldeas, ciudades y castillos. Los aljibes se diferencian de las cisternas en que los primeros son construcciones total o parcialmente subterráneas, habitáculos de grandes dimensiones, normalmente de forma rectangular, y las segundas suelen ser de dimensiones más reducidas y casi siempre cilíndricas. Los pozos serían excavaciones verticales profundas hasta encontrar el nivel de la cueva o río subterráneo por donde viajaba esa combinación áurea de la química. Los musulmanes desarrollarían un sistema único de acequias y de "qanats" subterráneos, que adoptaría la España cristiana, sobre todo el Madrid renacentista de Felipe II.

    A finales del siglo XVI y principios del XVII en España se harían dos de las más importantes presas del mundo en aquel momento, la de Elche y Tibi, ambas en Alicante. La de Elche sería la primera presa bóveda del mundo, tras las ejecutadas por los romanos; y la de Tibi la mayor presa arco. Y en los siglos XVIII y XIX se abordaría de nuevo la construcción de grandes canales y acueductos, como el Canal Imperial de Aragón, el Canal de Castilla y el Canal de Isabel II; o los acueductos San Telmo de Málaga, y el de Pamplona.



    El siglo XX sería prolífico en la ejecución de presas en España, tantas como 200, en los años 60. Todo por aprovisionarnos y que no faltase el agua para el abastecimiento de la población. Y en este siglo XXI en el que ahora nos encontramos, dentro de la realización y ejecución de proyectos hídricos e hidráulicos lo primero que se hace en las obras es lo mismo que buscaban los constructores creadores de hace más de 2000 años, es decir, buscar un punto de toma cercano y útil de ese preciado elemento fuente de vida y creación ingenieril: el agua (en obra, para hacer hormigón "in situ", su curado, para hacer morteros, limpiezas...) 

    En definitiva, la historia de la ingeniería civil ha estado marcada, desde sus inicios, por la existencia y posibilidad de obtención de agua, para hacer posible la creación artificial y el desarrollo de otros materiales de construcción, o como, en el caso de la ingeniería hidráulica, para hacer factible la posibilidad de almacenarla y hacerla llegar allí donde fuera necesaria.


Acueducto en Elche de "Aguas del Levante"


Hasta otra.   

Comentarios

  1. Hola, estoy empezando en esta web https://ciclosformativosfp.com/curso-ciclo-formativo-grado-medio-acabados-de-construccion-a-distancia a hacer el curso de acabados de construcción con el cual creo que también tendré los conocimientos en pavimentos y enladrillados.

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