Si la vida te da adoquines...
Si la vida te da adoquines, hazte
un camino (ésta sería para mí la versión ingenieril de la de los limones; ya
sabéis: si la vida te da limones…)
Aparte del “buenrollismo” de la
frase del limón, que la utilizan mucho en el mundo éste de moda del mindfulness, yo me quedo con dos de las
palabras de la frase condicional, los verbos: dar y hacer; pero sobre todo con
el segundo: hacer.
Sé que es facilísimo decirlo y
dificilísimo hacerlo, pero una de las salidas a las situaciones complicadas que
se nos pueden presentar en la vida es la de actuar, pensar antes de actuar,
pero actuar después de pensar.
Uno de mis libros de este verano
(el cual recomiendo) lleva por título Superpoderes
del éxito para gente normal (Consigue todo lo que quieras... trabajando como un
cabrón), del mago More (que, hasta ahora, para mí era el vecino resignado de
José Mota); y entre otras muchas cosas, va un poco sobre lo anterior. Está muy
bien planificar las cosas (de hecho es crucial), aunque no basta con tener un
buen motivo y mucha voluntad para emprender algo, sino que luego hay que
ponerse manos a la obra, al merme,
como dice uno de los mejores filósofos de nuestro siglo, es decir poco a poco,
sin ansia viva, pero, repito,
obrando.
Tengo que reconocer que yo
escribo mucho y hago poco, pero me he propuesto este septiembre, en el mes de
agosto que se avecina es harto complicado (frase que huele a “excusiti”),
ponerme a construir algunos caminos (el que sean transitados ya es otra cosa)
con los adoquines que he ido moldeando y cociendo a fuego lento en los últimos
meses.
Ya os contaré dentro de mucho
tiempo, si me es posible, si los proyectos estaban bien construidos, si las obras
han ido bien y me han concedido el acta de recepción, o si por el contrario, me
he visto obligado a rescindirlas o haber hecho uso real del período y respuesta
de garantía (¡maldita deformación profesional…!). Pero vuelvo a insistir: creo
que lo importante es poner empeño en hacer, actuar, construir, y no quedarnos con
la incertidumbre de lo que podía haber sido y no fue. Si no se consiguen las
metas poniendo esfuerzo, pues a otra cosa mariposa, pero, al menos, lo habremos
intentado.
Buen verano, y hasta otra.
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