La tragedia del pantano de Puentes de Lorca (Murcia)
<<…Eran las tres de la tarde del día 30 de abril de 1802,
cuando los vecinos de Lorca oyen un fuerte clamor lejano (llamado de las caracolas), con el que los
habitantes de las orillas del río solían avisar de las riadas. También
empezaron a oírse los repiques de las campanas de la iglesia de San Juan, de
todas las iglesias de las parroquias altas de la ciudad, y de las pequeñas
ermitas de los barrios y campos. Un agudo clamor, gritos de sorpresa y miedo de
todos los lorquinos aluden al pantano. Anuncian que algo maldito está pasando:
¡El pantano
ha reventado!
Las gentes comienzan a subir a la parte
alta de la ciudad y al castillo para huir de la catástrofe mientras durase la
riada.
En algunos puntos de la ciudad el nivel del
agua alcanzó de dos y medio a tres metros de altura. El desastre fue total.
Cálculos aproximados estiman que perecieron ahogados de 650 a 700 lorquinos, y
se calcularon las pérdidas globales en agricultura, comercio e industria, en
algo más de 30.000.000 de reales…>>
(Extracto de los apuntes de
un trabajo, que encontré guardado en mi casa de Lorca, llamado “Estudio
de Lorca y comarca. Vestigios de las distintas sociedades que han ido
configurando nuestro pueblo. Capítulo IV. Los pantanos de Lorca”,
realizado por los alumnos de 6º curso de E.G.B. del C.P. San Fernando de Lorca,
entre los que yo formaba parte, correspondiente al curso 1.982-83, y dirigido
por Dª Ana Emilia Martínez Gallego)
En el día de hoy, 30 de abril de 2016, se
cumplen 214 años de la mayor tragedia hídrica de la historia de España.
Debido
a la rotura del pantano de Puentes, el
prestigioso ingeniero canario Agustín de
Betancourt y Molina se encargó de fundar y dirigir la Escuela de Caminos y
Canales, como centro de formación especializada en ingeniería de la
construcción con el objetivo de dotar a los ingenieros que tuvieran que proyectar
infraestructuras de obra civil de los conocimientos necesarios y suficientes
que les permitiera llevarlas a cabo.
El propio Betancourt fue el encargado de
realizar el informe sobre los motivos de la tragedia de Lorca, en el que concluyó:
<<nada hubiera causado
la ruina del pantano si no se hubiera fundado sobre un terreno arenoso>>.
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