No es una leyenda, ¡ocurrió de verdad!

Leyendo un texto acerca de los puentes medievales en nuestro país, me encuentro con una historia que, si no fuera porque está documentada en crónicas de la época y además se nombra en una de esas lecturas mías de este verano (Historia de la Ingeniería civil en España, de Ignacio González Tascón), diría que estoy ante uno de los clásicos cuentos de leyenda de caballerías medievales. El acontecimiento ocurrió junto a uno de los puentes más característicos del medievo, situado en el Camino de Santiago entre León y Astorga: el puente de Hospital de Órbigo, población de la provincia leonesa, que recibe su nombre del hospital fundado por la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, más conocida como Orden de Malta), a orilla del río del que toma el nombre, el ÓrbigoApuntaré algunos datos históricos y descriptivos de esta obra de ingeniería antes de narrar los sucesos que tuvieron lugar a su vera.

(Fuente: Foto by Jule_Berlin. Licencia bajo CC BY 2.0)

    El puente de esta pequeña localidad situada en el paso obligado del Camino compostelano se dice que es de origen romano pues se encuentra en los itinerarios de Antonino (en la vía XXXII del Itinerario, en la calzada que unía Astorga con Zaragoza), aunque después de alguna que otra destrucción por acciones del hombre y por fuerzas del río, tras reformas y nuevas ejecuciones, se cree que la base de la fisonomía actual data del siglo XII (para situarnos, los años mil ciento y pico de nuestra era...).

    Puente de piedra, compuesto de dorados sillares, con una traza un tanto zigzagueante que llega casi a los 300 metros y constituido por numerosos ojos, tanto en punta como de cañón, además de varios arquillos para aligeramiento de cargas y evacuación de aguas, y tajamares en los apoyos entre arco y arco.

    Estos puentes medievales, además de servir para permitir el acceso a las poblaciones de peregrinos, comerciantes, mercaderes, soldados, frailes o pastores, fueron también escenario de combates y desafíos de caballeros que resolvían sus conflictos, agravios y rivalidades en duelos de espada y padrino. Este hermoso puente es famoso por una curiosa historia real, que no de leyenda como se podría imaginar al leerla, protagonizada por un enamorado y temerario caballero, de nombre don Suero de Quiñones, y a la vez escudero del condestable de Castilla don Álvaro de Luna, entre el 10 de julio y el 9 de agosto del año de nuestro Señor de 1434, y en la que don Suero, acompañado por otros nueve amigos o conocidos que se ofrecieron a ayudarle, obligó a justar con él (una justa es eso que vemos en las películas de Ivanhoe, personaje del escritor escocés Walter Scott, en la que dos jinetes con armadura sobre cabalgaduras engalanadas se lanzan a galope tendido uno frente a otro con arma en ristre a ver quién derriba a quién...) a todo aquel osado hidalgo o noble caballero que pretendiese cruzar el puente, con el fin de mostrar su lealtad a doña Leonor de Tovar, mujer de la que estaba profundamente enamorado y por la que se colgó una argolla al cuello en señal de amor eterno (cosas de aquel entonces. Repito, esto es real).


Photo by David Ball


    Don Suero se vería liberado de esta carga (la argolla) al finalizar el mes de desafíos y romper hasta trescientas (¡300!) lanzas de sus adversarios. No consiguió acabar con tantas armas de contrincantes pero sí acabó los treinta días de justas, cayendo herido precisamente el último día, siendo recompensado por los Jueces de las Justas librándole de la argolla, y marchando después a un castillo propiedad de sus padres para ser curado de sus heridas. Una vez recuperado, peregrinó a Santiago de Compostela para agradecer su fortuna al santo y rendir homenaje a los pies del Apóstol, depositando una argolla en forma de gargantilla de oro, saldando así otra de sus promesas.


    Y después de todo, se cree que su hazaña fue correspondida con el amor de doña Leonor, con la que terminó casándose.

    Este hecho es conocido como "Paso Honroso", cediendo el nombre al puente que, además de ser conocido como Puente de Hospital de Órbigo, Puente romano de Órbigo o Puente medieval de Órbigo, como ustedes quieran o elijan, lo es también como Puente del Passo Honroso (sí, con dos eses, tal y como lo cita Cervantes en el Quijote)



Capitel del claustro de la iglesia de Santa María la Real de Nieva, en la provincia de Segovia, donde se representa una justa medieval entre caballeros

    Acabaré diciendo que, a pesar de los pesares, sólo hubo un trágico fallecimiento en todo el mes de contienda, el de un caballero venido del reino de Aragón, y también que sólo dejó de justarse en el día de Santiago Apóstol, el 25 de julio.

    Hasta aquí el relato de otra de esas cosas curiosas que pasaban o sucedían en torno a nuestras obras públicas.

Hasta otra.

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