Si temes que te echen del trabajo debido a los "ajenos elementos", lee esto y verás

A veces se leen cosas que dan verdadero pavor. Me aclaro, no porque estén mal escritas sino por lo que viene a la imaginación al leerlas. En estos últimos días he estado informándome acerca de "cosicas" sobre ingeniería civil en España con el gran libro del mismo nombre -Ingeniería Civil en España. Precedentes, historia y técnicas-, de Ignacio González Tascón. Y digo "gran" por la extensión del mismo, a la vez que, y lo realmente importante, por su rigor, exhaustividad y su lectura amena. Pues bien, resulta que en el capítulo primero se habla sobre "Lo que Roma debe a oriente" en cuanto a la invención y desarrollo de materiales y técnicas constructivas de los pueblos y culturas anteriores al Imperio -persas, babilonios, egipcios, fenicios o cananeos...-, materiales y técnicas empleados posteriormente por los romanos en sus grandes obras aquí, en nuestro territorio. Y he encontrado un pasaje que me ha puesto los pelos de punta. Os lo cuento:

    Durante la tercera Guerra Médica entre griegos y persas, allá por el siglo V a.C., el rey persa Jerjes I el Grande, representado de forma estrambótica y nada histórica en la película "300", hijo de Darío I y de Atosa, hija de Ciro II, reunió un imponente ejército de cinco millones de hombres, según el historiador griego Heródoto, aunque estimaciones actuales reducen a unos 360.000 soldados (aun así, darían miedo verlos a todos juntos), con el apoyo de 800 embarcaciones, para entrar en Grecia y conquistarla, arrasando todo vestigio de la civilización antigua. Llegó el momento de cruzar el Helesponto, lo que hoy conocemos como el estrecho de los Dardanelos, un estrecho de mar entre Asia y Europa que separa el mar Egeo y el de Mármara. Hizo construir dos puentes, ambos de barcas: uno lo llevaron a cabo trabajadores fenicios empleando para las cuerdas de amarre, las maromas, la fibra del esparto, y el otro lo ejecutaron los egipcios con cuerdas hechas a base de papiro. El porqué ordenó construir dos puentes no se sabe, aunque se cree que sería por seguridad por si alguno fallaba, y para probar cuál de los dos materiales, el esparto o el papiro, era más resistente.

    Pero resulta que no falló uno... ¡sino los dos! El desastre fue total. Sendos puentes se construyeron en diferentes lugares del estrecho y, cuando los hubieron terminado, se desencadenó tal cantidad de tempestades, con sus violentos vientos y tormentas acompañadas de rayos, truenos y relámpagos, que las dos obras colosales se vinieron abajo. Heródoto cuenta que el gigante rey Jerjes (según se cree, sobrepasaba con creces los dos metros de estatura) montó en cólera y quiso castigar la insolencia del mar por dar al traste con sus ambiciones y planes de conquista, y mandó que azotaran al mar con trescientos latigazos y echasen unos grilletes al agua en señal de repudia. Cosas raras pero que, por lo visto, se llevaban en aquellos tiempos. Lo peor vino después... 
Busto de Heródoto (Fuente: Wikipedia)
    El geógrafo e historiador de Halicarnaso lo dejó escrito de la siguiente manera (transcribo, tal cual, la cita de este ilustre griego, que aparece en la página 80 del libro de Ignacio González Tascón): 


"... Los fenicios tendieron uno con maromas de esparto y los egipcios el otro con cables de papiro (Por cierto, que desde Abido a la orilla opuesta hay siete estadios). Pero, cuando el doble puente había sido ya tendido, estalló una violenta tempestad que rompió todas las maromas y dispersó los navíos. Al tener noticias de ello, Jerjes montó en colera y mandó que propinasen al Helesponto trescientos latigazos y que arrojaran al agua un par de grilletes... Jerjes, como digo, ordenó castigar al mar con esos correctivos, y, además, que les cortaran la cabeza a quienes habían dirigido la construcción de los puentes sobre el Helesponto"


    Como habéis podido leer, el extravagante y cruel rey del gran Imperio aqueménida hizo que les ¡rebanaran la testa! a todos los ingenieros que habían participado en el proyecto y posterior ejecución de los puentes. De esta manera, el párrafo anterior da la explicación al título de la entrada; así que, como digo, si temes que algún día te echen de la obra en la que trabajes como técnic@, por elementos ajenos a tu gestión, piensa en los pobres y desgraciados ingenieros persas del rey Jerjes I.


Jerjes I, rey aqueménida del Gran Imperio Persa (Fuente: Wikipedia)
    En otro post quizá cuente cómo, tras una obra de emergencia, se solucionó la cosa. Por cierto, los siete estadios que tuvieron que salvar los persas de orilla a orilla del  Mar del Mármara equivalen a unos 1.243 m; poca cosa...

Hasta otra.

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