¿Y por qué no el puerto de Algeciras?
Punta Carnero, próximo al puerto de Algeciras. A 25 de septiembre de 1940 «Yo, Saturnino Benacantil, jamás imaginé que mis ancianos y cansados ojos volvieran a presenciar semejante desastre. ¿Por qué, Dios mío, por qué, por qué? ¿En qué erraste cuando diste vida al género humano? Lo siento, Señor, perdóname. Perdóname por estos sentimientos y estos pensamientos, pues Tú nunca te equivocas; pero me cuesta comprender tanta locura. Aquel amigo de mi abuelo me dijo que ocurren estas cosas no porque Dios las permita, sino porque Dios constituyó al hombre dueño de sí mismo para que hiciera libremente lo que debiera. Solo que esa libertad debería de emplearla el hombre en amarse y respetarse, y no en infligirse a él y a sus semejantes tanto daño y tanto terror. Señor, me queda el consuelo de saber que todo tendrá su explicación cuando esté ante Ti, presenciando tu mirada serena. Lo cierto es que durante todo el día de ayer, 24 de septiembre, reviví de nuevo el terror