El puerto de Alicante y la mirada de piedra que lo observa desde las alturas
<<Cuenta la leyenda que desde tiempo inmemorial el puerto de Alicante es vigilado desde el monte Benacantil, sobre el que se sitúa el castillo de Santa Bárbara, por la efigie petrificada de un moro. Esta misma leyenda narra que existía una bella princesa, hija del califa de la ciudad, a la que se pretendía casar con algún noble musulmán. Se presentaron dos candidatos: Almanzor, un famoso general de Córdoba, y Alí, un joven hermoso y risueño pero que no procedía de linaje tan importante como el del general cordobés. El califa, que se sentía orgulloso de su hija a la que amaba con locura, quería lo mejor para ella, y dejó en manos de la hermosa Cántara, que así se llamaba su princesa, la elección. Pero como la joven no se decidía, el califa, famoso por su magnanimidad y equidad, quiso poner a prueba a los dos pretendientes: el que realizara la gesta mayor conseguiría la mano de Cántara. De este modo Almanzor partió hacia la India en busca de ricas sedas y exóticas